jueves, 3 de noviembre de 2011

Cambia, pero empieza despacio pues la dirección es más importante que la velocidad. Siéntate en otra silla, al otro lado de la mesa. Más tarde, cambia de mesa. Cuando salgas a la calle, ve por la otra acera.
Después, cambia de ruta, camina con calma por otras calles, observando con atención los lugares por donde pasas.
Coge otros autobuses, por un tiempo, cambia tu forma de vestir, regala los zapatos viejos e intenta andar descalzo unos días, aunque sea en casa.
Tómate una tarde entera para pasear libremente, oir el canto de los pájaros o el ruido de los coches. Abre y cierra cajones y puertas con la mano izquierda. Duerme en el otro lado de la cama. Después, duerme en otras camas, ve otros programas de televisión, lee otros libros, vive otros romances aunque sea en tu imaginación. Acuéstate más tarde, acuéstate mas temprano, aprende una palabra nueva cada día.
Come un poco menos, come un poco mas, come diferente, escoge nuevos condimentos, nuevos colores, cosas que nunca te atreviste a tomar.
Almuerza en otros sitios, ve a otros restaurantes, toma otro tipo de bebida, compra el pan en otra panaderia, almuerza más temprano, cena más tarde o viceversa.
Busca lo nuevo todo el día: el lado nuevo, el método nuevo, el sabor nuevo, el gesto nuevo, el placer nuevo, la postura nueva. Escoge otro mercado, otra marca de jabón, otra pasta de dientes.
Báñate a otras horas, utiliza boligrafos de otros colores, ve a pasear a otros lugares. Ama cada vez más de diferentes formas, aunque pienses que la otra persona se puede asustar, en la cama propón lo que siempre has soñado, cambia de bolso, de cartera, de maleta, cómprate otras gafas, escribe nuevos poemas.
Abre una cuenta en otros bancos, ve a otros cines, a otros peliqueros, a otros teatros, visita nuevos museos, cambia y piensa seriamente en conseguir un nuevo empleo, una nueva ocupación, un trabajo más parecido a lo que esperas de la vida, más digno, más humano. Si no encuentras razones para ser libre, invéntalas, se creativo. Y aprovecha para emprender un viaje sin pretensiones, sencillo, largo y, a ser posible, sin destino. Experimenta otra vez.
Sin duda conocerás cosas mejores y cosas peores que las que ya conoces, pero no es eso lo que importa, lo más importante es el cambio, el movimiento, el dinamismo, la energía. Sólo lo que está muerto no cambia, y tú estas vivo.

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